Korrontzi ha rejuvenecido el contagioso sonido de la trikitixa, inyectando una gran fuerza expresiva y muchas ganas de comunicar; su directo es vertiginoso y nada convencional, ya que aunque homenajeen los sonidos rurales de su Vizcaya, suenan modernos, efusivos y potentes: se ha dicho de ellos que son ‘punks’, y de alguna con ellos comparten buena parte de sus urgentes intenciones ‘rompecuerpos’. El cuarteto, con el añadido de dos dantzaris, se convierte en un auténtico huracán dinámico y festivo en el que virtuosismo y espectáculo se dieron la mano, y hasta un abrazo; empezando por la anfetaminada vitalidad de su acordeonista, y siguiendo con sus dotes de embaucador cuentacuentos, con tanta erudición como sentido del humor. Los dedos de Agus Barandiaran en su silla eléctrica se mueven por la botonera de sus tres acordeones como gotas de agua en sartén al rojo, sacando de su trikitixa hipnotizantes sonidos que pudieran ser hasta de sintetizador.
Korronzi es de esos grupos a los que hay que ver alguna vez en la vida, inéditos por estas latitudes, del Papanda hacia el sur, consiguieron su objetivo, enunciado al principio: que el público terminara cantando en euskera.
Fuente: La Voz de Granada | 6 de febrero de 2022